El cuerpo, que fue dejado a unos metros de un contenedor de basura, presentaba evidentes huellas de tortura. Se trató de un joven de entre 20 y 25 años de edad, complexión delgada y tez trigueña, quien vestía playera tipo Polo blanca con vivos negros y bermuda de mezclilla azul.
La víctima estaba descalza, tenía las manos y pies atados hacia la espalda con un mecate y la boca cubierta con cinta adhesiva color canela.
A simple vista se le apreciaban golpes severos en el rostro y orificios de bala en la espalda y cráneo.
Luego de ser alertados, elementos de las distintas corporaciones policiacas se trasladaron al lugar para dar fe de lo ocurrido y realizar las diligencias de ley.
Al no contar con credencial alguna entre sus ropas, el cadáver se trasladó en calidad de desconocido a las instalaciones del Servicio Médico Forense.