La cifra de muertos por las protestas durante el fin de semana en Chile subió a 11 personas, informaron autoridades el lunes, tras un recrudecimiento de la violencia y el vandalismo en la capital que el presidente Sebastián Piñera calificó como un enemigo poderoso.

Pese a sus llamados al diálogo para construir acuerdos en torno a las demandas planteadas en las manifestaciones, los saqueos y barricadas siguieron en la madrugada del lunes, en que rigió un toque de queda con militares y vehículos blindados en las calles de varias ciudades del país.
Los habitantes de la capital retomaban la rutina parcialmente el lunes, aunque con servicios de transportes y comercio restringidos en medio de los vestigios de las barricadas que dejaron cuantiosos daños.

“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite, incluso cuando significa pérdida de vidas humanas”, dijo el domingo Piñera en referencia a los actos vandálicos.
La gobernadora de la región Metropolitana de Santiago, Karla Rubilar, confirmó que hasta ahora hay 11 fallecidos en la región a consecuencia de los incidentes del fin de semana, tres víctimas el sábado y ocho el domingo.